
Comprendo muy bien que estés nerviosa cuando sabes que él viene, que andes para aquí y para allá, que me obligues a ducharte, a vestirte prenda a prenda, a ponerte la lencería sexy que yo he pagado y que te has comprado. Comprendo que estés ahora con el coño mojado, excitado, jugoso pues anhelas polla, su polla. Eso me has dicho. “Necesito su polla, cornudo, porque tú no eres un macho de verdad, un hombre y yo necesito ser follada por un hombre”. Lo sé. Y lo comprendo. E incluso te ayudo. Lo sabes. Sabes que consiento, que nunca digo nada, que asisto y contemplo como me haces cornudo, como follas...